Ruta del Agua 2017 - Por Alberto Polo

III Trail Ruta del Agua-El Gergal 2017
Fecha: 02-04-17
Localización: Guillena. Sevilla
Hora salida: 8:30
Distancia: 42,2 Km
Desnivel acumulado: 3.000 m

Por Alberto Polo: Crónicas de mi primer Trail Distancia Maratón

Perdonad si la lectura se os hace pesada, pero es que esta carrera no empezó el día y a la hora de la carrera, sino hace unos 3 años atrás donde en un banco del parque unos de nuestros amigos, comentó: “pues la verdad, que si te lo propones, podríamos cualquiera de nosotros correr un maratón”, cuando, de los que allí reunidos estábamos no sumábamos ni los 40 km corridos.

Pero aquella frase me venía a la cabeza en modo “flash” en muchas de la ocasiones cuando me calzaba las zapatillas (los botines, para la gente de a pie).

Una vez pasado el tiempo, cuando yo solo había corrido 2 distancias de 21 km y el Trail de Iniciación Ruta del Agua 2016 (15 km) y acabadito de entrar en este gran CLUB HISPATRAIL, tras la gran acogida que me dieron mis compañeros en los grupos Oficial y Abierto, nada más entrar el primer fin de semana se disputa el Trail Sierra Norte (que digo yo pa mis adentros: ¿“qué carajo es eso, Dios mío de miarma”?). Vi como un grupo de extraterrestres salían en una mañana lluviosa, con frío y aún de noche, a correr  unas distancias de 44 y 105 km, no me lo podía creer, lo que habían sido capaces de hacer esa gente y aquellos que no pudieron culminarla. Pero menos me podía creer yo, en el Club que me había metido.

En unos de los comentarios que hice al grupo, el autocorrector hizo creer a nuestro Presi, que yo también había estado disputando tal hazaña, quién por privado me pidió disculpa porque creía que yo también había disputado dicha prueba y no me había prestado atención. Rápidamente le contesté: “¿Yo?, ¿Correr esas distancias? Ni por asomo”. Su respuesta fue: “De momento. Poquito a poco”.

Teniendo dos empujes y el tercero que es de mis dos hermanos, los cuales ya han corrido un maratón y yo no sería menos, llega el Sr. Raúl Sáez, a quien le comento a la recogida del dorsal del Trail El Pedroso, que me estaba planteando correr la distancia de 42 km en la Ruta del Agua (en aquellos momentos estaba apuntado a la distancia media), pero no sé si estaba aún preparado, cuando el Sr. Sáez me contesta “¡qué sí!, ¿Tu?, lo haces sin problemas”. Me lo dijo con tanta seguridad, que a los dos días me dije: “¡Po vamos a echarla!” …… y allí me vi.

Domingo 5:50 de la mañana, me despierto 10 minutos antes de que salte el despertador, para variar antes de cada carrera, nerviosito como cual enano en la noche de Reyes, me asomo a ver los grupos de Whatsapp quien se ha despertado antes que yo a dar los “buenos días”, tras ponerme y recoger todo lo que la tarde-noche anterior había estado preparando, recojo a mi Maestro en Prácticas Raúl (es el becario de Don Escalera), con quien había quedado a las 7:00 de la mañana y allí estaba, un punto en la oscuridad de la calle, con su puff, mochila, bolsa y nevera,.. ¿nevera?,… si nevera. Lo que yo me creía broma, cuando el día anterior mandaba fotos de chacinas varias y botellines de CruzCampo (pa ti y mi, entre los botellines se asomaban 2 sin alcohol), vi que iba en serio, totalmente en serio (¡Cuanto tengo que aprender yo de esta gente!). Tras un trayecto ameno y una paradita a por hielo, llegamos al pabellón de Guillena.

Allí estaba yo un año más tarde desde mi primer trail en el mismo sitio, pero más temprano y a por una distancia y desnivel desconocido para mí. Nos fuimos juntando los demás compañeros Hispatrail, a medida que me iba poniendo más nervioso.

Las 8:45, ya está cerca el momento, vamos al coche, comprobamos chip, polainas, dorsal, geles, mochila, ……y por supuesto mis bastones que mi Maese me recomendó llevármelos aunque aún no supiera utilizarlos, todo OK, ¡Vamos a la salida!. Aquí tenía que caer una foto de la familia Hispatrail si o si, corre, vamos, abrazos, besos, otra foto, miro al arco de salida buscando al tío de la pistola y ……..”PAAAAMMMM”…...¡ VAMOOOSSS HISPATRAIL!

Unos 10 km muy cómodos y divertidos, todo prácticamente corrible, con pequeñas subidas y bajadas de senderos y caminos. De repente, nos encontramos unas pendientes algo más pronunciadas, pero aún corribles, eso sí, a paso de caminata. Nos metemos entre arboles con ramas bajas y de repente, la primera pendiente, más para escalarla que para caminarla, pendiente de piedras y tierras, donde te llamaba la atención que de vez en cuando aparecía un peldaño realizado recientemente por alguien. Tras llegar a la cima, unas vistas ESPECTACULARES.

Seguimos por un camino ancho Raúl, Perico, Alfonso y posteriormente Fernando, quien se cansó de nosotros pronto (iba más “sobrao”, ¡como el niño me come to las noches habichuelitas, normal!), tras algunas pendientes, veía que las piernas me pedían trotar algo más rápido y me daba miedo que si no es hacía caso, se me iba a hacer más largo el camino y venirme abajo. Tras esa escapada, un poco más adelante y aun con bastones en la mochila, me encuentro con Joaquín, con quien comparto un largo trecho, y dos de las pendientes más duras. La primera, en el kilómetro 21, donde nos encontramos con unas subidas de piedra, tierra y partes donde tenías que levantar el pie hasta la altura de la cintura para poder seguir adelante.

Más adelante me pregunta, que si tenía los bastones de atrezzo (jejejeje,….”joputa”), le comento que lo sacaría a partir de la 2ª mitad, cuando comenzara a flaquear mis fuerzas. Pues dicho, no pasaron ni 20 minutos de la frase, como conductor bastonero novel, saqué los palos de la mochila y ahí se puso e tío, a”jincar” la punta de los bastones como quien recoge papeles del suelo entremordienéndome la lengua, una imagen muy áspera. Gracias a esa imagen tan lamentable que Joaquín por el rabillo del ojo me miró y al ver tan penosa imagen, que me dio unas nociones básicas que, …. vaya como funcionaron, poquita a poco, nos fuimos acostumbrando los bastones y yo y no digo que fuera como la seda, pero ayudaron los “joios”, bastante.

Nos encontramos con la segunda pendiente dura en el kilómetro 28, al igual que en la anterior, os encontramos con más piedras, tierra resbaladiza que gracias a los recovecos que había estado realizando Joselito Piscinas, podíamos introducir la puntera del pie para impulsarnos. Llegué a una estrechés, donde te encontraba una pared a la derecha y a la izquierda una roca y árbol, aquí tenías que poner una cierta postura de egipcio para atravesarla. Quien me iba a decir a mí que esa posturita me iba a dejar tieso los abductores, y efectivamente, ¡ay oma!. En ese pequeño trecho tuve que buscar un hueco donde apartarme y dejar seguir a los tenía a mi espalda y cuál fue mi sorpresa que tras de mí,   …...¡AY!,...¡AY!,….¡AY!,...¡AY!,… Uno tras otro con los mismos tirones. Como hombre precavido, llevaba encima una crema que comenzamos a untarnos (cada uno en sus correspondientes cuerpos, que todo hay que decirlo) y mano de Santo.

Más adelante, no alcanzó Perico, quien solo echó la mirada atrás para ver cómo me resbalaba y echarse una risa (jejeje……….“mamón”). Mientras Joaquín y yo continuábamos a una distancia de metros, el calor se hacía notar por momentos, atravesando por un sendero pegado al lago, no me lo pensé dos veces, paramos, metimos los pies en agua y nos refrescamos. Una sensación increíble, solo me arrepiento, de no haber metido el cuerpo entero.

Ya se me estaba agotando el agua y la isotónica de mis depósitos, donde los terminé en una pendiente interminable de 3 tramos, donde parecía que tras cada tramo venía a cima y era porque había tanta arboleda que no dejaba ver más 20 m en adelante o más bien, para arriba. A medida que subía escuchaba voces y me decía: “Bien, ahí está el avituallamiento”, pero no era el caso, era corredores que estaban descansando en la sombra. La verdad, que está última cima, se me hizo interminable, pero no quería parar, tenía miedo a que si lo hacía, mi mente me iba a pedir que abandonara. Durante esos momentos me acordaba de Raúl y el Sr. Cueto, el primero por el dolor de espalda y el segundo por la lesión y la falta de entrenamiento de los dos últimos meses, no estaba seguro que pudieran terminarla (soy un pobre ignorante).

Ya con los depósitos vacíos, el calor apretando y las fuerzas en descensos, veía que podía darme un “malo” si seguía corriendo, así que me dediqué a caminar acompañado con unos breves trotes cochineros, hasta llegar a tan deseado último avituallamiento, donde veía como llenaban un vehículo de la organización con 9 corredores que abandonaban la carrera, mientras yo veía el cielo con tanta agua, una fuente natural, isotónico, gominolas, etc...Allí me repuse, recargué mis depósitos y pilas, ..Gloria Bendita y ¡VAMOS PALANTE!

Ya con un trote más normal entre senderos, algo de fuera de pista, voy adelantando a algunos corredores hasta alcanzar a Iván, Hispatrail con quién había coincidido en una de las quedadas en las Colinas de Camas pero no había reconocido hasta que el me lo dijo. Llegando ya a la presa, al final de este, me veo una camiseta del Club y dentro de ella a ……… quien me da un buen empuje de energía con esos ánimos, al igual que Silvia, quien se veía preocupada por su hermano. Tras llegar al pueblo casi de la mano de Iván, allí estaba nuestra Maribel a “grito pelao” en plena hora de la siesta animando como si no hubiera un mañana y tras ella Luis y Olga con litro en mano inclinaron sobre mi buche para llegar más fresquito y contento a META.

¡VAMOS HISPATRAIL!          

¿Cuándo es la próxima?

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